10 February 2008

Falta de confianza

Los tambores de guerra se escuchan ya resonar desde la colina en la que se encuentra el Parlamento federal de Canadá. La semana pasada el gobierno conservador (minoritario) liderado por Stephen Harper anunció que pondrá sobre la mesa una propuesta de la extensión de la misión de las fuerzas armadas canadienses en Afganistán y que dicha propuesta sera objeto de un "voto de confianza"(ver noticia en CBC [en]). En esta democracia parlamentaria donde cada movimiento, cada alocución en la casa de los comunes, cada declaración a la prensa representa una jugada en el tablero de ajedrez político, un "voto de confianza" puede desencadenar elecciones generales. Y es que un gobierno minoritario, como el actual, realmente no debería de haber durado tanto como este que acaba de cumplir dos años.

La opinión pública usualmente no quiere elecciones. Que porque son costosas, que porque no cambian nada, que porque no hay candidatos con verdadero liderazgo. Ese es el sentimiento de la población canadiense respecto a las inminentes elecciones. Como reciente y elocuentemente el comediante canadiense Rick Mercer describió en su diatriba semanal (ver Rick Mercer Report[en] - Rick's Rant - 8 de febrero 2008) al sur de la frontera se esta dando una lucha electoral histórica, en donde un hombre de color y una mujer tienen posibilidades de llegar a ocupar la presidencia de nuestro poderoso vecino. Mientras tanto, en Canadá que se las lleva de progresista, los líderes de los partidos federales son hombres blancos de mediana edad que representan más de lo mismo, la clase política fosilizada en su máxima expresión. Sin embargo, la falta de "celebridades" no quiere decir que no hayan puntos claves en el panorama político en Ottawa.

La oposición oficial, representada por el partido Liberal, ha estado calificando enfáticamente al partido conservador de ser vindicativo, deshonesto, e incapaz. Palabras fuertes, palabras de guerra. Mi posisión personal de ciudadano particular sin vinculación ni afiliación política esta de acuerdo con esta evaluación del presente gobierno basado en eventos de los últimos meses que han sido presentados en los medios de comunicación nacionales.

Vindicativo por sistematicamente remover a funcionarios eficientes y competentes cuyo único pecado es haber sido asignados por el anterior gobierno liberal. Una búsqueda de noticias sobre el affair del reactor nuclear localizado en la población de Chalk River, Ontario, puede dar uno de los más relevantes ejemplos. En este mismo caso, la incapacidad del gobierno fue evidenciada al exponer a la gente que habita en las cercanías de dicho reactor a un riesgo inaceptable de un accidente nuclear (probabilidad de 1 en 1,000, cuando los estándares internacionales requieren que sea un riesgo máximo de 1 en 1,000,000) al ordernar la reactivación de tan delicado mamotreto. Cómo confiar en un gobierno que reacciona con el hígado cuando existe una situación de seguridad interna.

El partido oficial se ha quejado en repetidas ocasiones de ser presentados de una manera negativa por los medios de comunicación, particularmente por la CBC que es la corporación de noticias pública y por lo tanto financiada 100% por el gobierno federal. Bueno, realmente es financiada por los impuestos que todos pagamos y afortunadamente se mantiene objetivamente imparcial y en el mejor de los casos de lado de los ciudadanos que queremos que se nos presente la información como es y no como al gobierno se le antoje. El gobierno conservador mantiene a sus ministros y hasta a entidades federales de investigación científica con una semi-mordaza en cuanto a declaraciones a la prensa. Asi que si no se tiene una versión oficial confiable, se cae en el problema relativo de tener que interpretar el silencio como aceptación de culpabilidad. El que calla otorga.

Pero la deshonestidad está caracterizada por una situación que se dió a finales del año que recientemente nos dejó. Las fuerzas armadas canadienses asignadas por la OTAN a enforzar y mantener la paz en la provincia de Kandajar en Afganistán, decidieron dejar de transferir elementos enemigos capturados (i.e. soldados bajo las órdenes o al menos afines al Talibán) a las fuerzad de seguridad afganas. Esto se dio, luego de varios reportes de tortura por parte de las autoridades locales (i.e. afganas) que violaban la convención de Viena sobre la tortura. Hasta acá, ningún problema. Que tanto el ejército como el gobierno no quisieron difundir esta información alegando seguridad militar o que se yo, perfecto. Pero cuando esta situación llegó a saberse el gobierno cambió sus declaraciones varias veces, hasta llegando a afirmar desconocer de dicho cambio en la política militar en la misión "de paz". Y, lo que más me asusta, es que no fue claro en dónde han estado detenidos dichos combatientes enemigos. Siendo originario de un país con tradición de jueces anónimos mandan a acusados a cárceles fantasmas y objetando sin reserva el tratamiento que el gigante al sur de la frontera hace de sus prisioneros de guerra en la base de Guantánamo, la idea de que mi idealizada nueva tierra tenga la tentación de promover dichas injusticias judiciales me da escalofrío.

La guerra (pues eso es lo que dicha "misión" es) es siempre sucia. Es algo deplorable y triste. Alargar la estadía de las fuerzas armadas en Afganistán es inaceptable. Por lo tanto espero que mi representate al parlamento, Mario Silva (Distrito electoral Davenport - Partido Liberal de Canadá) rechace la jugarreta política del gobierno conservador y le de un voto de falta de confianza sobre el asunto de extender dicha "misión". Y ahi nos veremos en las urnas...

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